Bajo este título se enmarca uno de los procesos más dramáticos para la historia de España. En efecto, los Países Bajos representarían una carga pesadísima para este reino en los siglos XVI y XVII. El proceso por el cual los Países Bajos se convirtieron en una posesión más de la corona de España es sumamente interesante. Deseando los Reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, orientar su política internacional, entre otros fines, para ponerse a cubierto de las posibles agresiones de Francia, decidieron establecer una unión estrecha con los estados limítrofes de la nación gala. Por esa razón fue que los monarcas españoles casaron a su hija Juana con el príncipe Felipe el Hermoso, hijo de Maximiliano I. emperador de Alemania. España quedó, así, unida a la dinastía de los Habsburgo y por ende a los Países Bajos, ya que, como es bien sabido, uno de los hijos de este matrimonio, Carlos, llegaría a ser rey de España y emperador de Alemania.